Por FRN Aguero / Con información de Survival International
Poblaciones enteras están siendo exterminadas por la violencia ejercida por los foráneos que les arrebatan sus tierras y recursos, y por enfermedades como la gripe y el sarampión frente a las que no tienen inmunidad.
En la Amazonia brasileña un pequeño grupo de indígenas aislados podría estar a punto de extinguirse. Los indígenas kawahivas se ven obligados a vivir en una huida permanente, escapando de la violencia de los foráneos. Los ataques y las enfermedades han matado a sus familiares. Los madereros están cada vez más cerca. Estos son los últimos kawahivas. Y su genocidio se consumará a menos que su tierra sea protegida.
De un lado, los madereros, terratenientes, especuladores de tierras y mineros tratan de robar su tierra. Del otro, los kawahivas y el movimiento global por los derechos de los pueblos indígenas y tribales. En medio, las autoridades brasileñas.
A menudo, las pequeñas tribus como los kawahivas son vistas como un obstáculo al avance de la agroindustria, las industrias extractivas, las carreteras y las presas. La Amazonia brasileña es el hogar de alrededor de 100 tribus aisladas, que constituyen la gran mayoría de la población no contactada del mundo. Son los pueblos más vulnerables de nuestro planeta.
A medida que se invade y se destruye la selva en nombre del progreso económico y del lucro personal, estos pueblos son atacados y liquidados por el simple hecho que forasteros codiciosos saben que pueden hasta matar con impunidad.
Estos son genocidios silenciosos e invisibles, de los que apenas existen testigos. A menudo, la noticia solo sale a la luz meses o años más tarde. Es probable que jamás lleguemos a conocer el número real de pueblos indígenas no contactados que han sido eliminados por ser indígenas, por ser un “estorbo”.
Esta mentalidad se remonta al Lejano Oeste de los siglos XVIII y XIX, cuando los pueblos nativos de los Estados Unidos fueron aniquilados por los colonos, muchos de los cuales consideraban que “el único indio bueno es el indio muerto”. Jair Bolsonaro, presidente electo de Brasil, también piensa esto. Ha declarado que “es una vergüenza que la caballería brasileña no fuera tan eficaz como los estadounidenses, que exterminaron a sus indios”.
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