Por: Fran Agüero
23 Marzo 1999.
Hoy cumplo un año de haberme venido a San José.... Un año de haber transformado mi vida... Un año de sentirme sucia día tras día. De tratar de lavarme el cuerpo de las manos que lo acarician, pero no hay jabón que me quite este olor, que me quite esta suciedad que siento está por debajo de mi piel. Este asco que siento y esta fragilidad que tengo que disfrazar con sonrisas y mucho maquillaje.
Hoy es un día especial porque también cumple años mi abuela. La mujer valiente, el roble de la familia. La que de niña me enseño a pintarme y a juguetear con los tacones. La que si hoy viera en lo que me convertí no se sentiría para nada orgullosa. Sin embargo aún por las noches repito las oraciones que me enseñó, me persigno y en silencio imagino su bendición antes de salir a sonreír y coquetearle a los clientes que vienen por un poco de desahogo.
Estoy algo cansada. Los días han estado malos y estoy un poco harta de esta situación. ¡Fuerza Ale! Algún día saldrás de este lugar.
Nota 2015: Yo llego a SJ con una amiga después de convencerme de venir a trabajar a una sala de masajes. ¿Por qué? La situación en mi natal pueblo a 60km de San José me obliga a salir a buscar el sustento para mi familia. ¡Descarada! me decían algunas. Pero cuando no tenés más que la escuela porque te sacaron para hacer oficio y tu familia tiene las tierras endeudadas, no hay más que salir a vender lo único que es mío y sobre lo que nadie puede decidir ¡Mi cuerpo!. Resaltó que este día inicié mi diario y esta es la primera página y acá aún no había llegado a trabajar a una pensión. Trabajaba en un hotel capitalino y alquilaba un dormitorio en San Pedro por la universidad ¡Besos Alita!.
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