Por: Fran Agüero
03 de Mayo de 2000
¡Regreso! No lo puedo creer... ¡Regreso! el tiempo se detuvo por instantes, lo vi aparecerse en medio de la nada. ¡Qué mierda! No podía aparecer en peor día. Hoy por la tarde estábamos contratadas para acompañar a unos señores importantes a varias comidas.
Esos son los contratos que me sacarán de acá y sin duda no debo rechazarlos... A veces me siento tan esclava de mi misma, tan atada a esta realidad... Desearía salir corriendo a sus brazos, abrazarlo. Pero bueno, me comporte muy digna. Respire, aguante las ganas y me prepare para que seleccionara a otra chica.. Al final esto probablemente solo fue algo que sucedió en mi cabeza, fui yo la que me compre un castillo y me mude a él sin notificarle a mi príncipe que estaba invitado a vivir en mi fantasía.
Cada vez se acercaba más a mí. Mi mente seguía revoloteando cuando me percate que no recordaba su nombre.... ¿O es que no me lo había dicho? ¡Vamos Ale recuerda, recuerda! en minutos repase nuestro encuentro pasado y no hallaba el dato. !Claro¡ Creo que no me había dicho su nombre. Ya estaba a 2 metros de distancia de mi, pero yo seguía fingiendo que no había notado su presencia. La cuenta regresiva había llegado a CERO. Se me puso al frente y me importunó con un "¿La princesa está ocupada?" AHHHHHHH en segundos morí y volví a nacer... ¿Qué hacer? Los negocios con el extranjero son muy rentables porque además en la mayoría de los casos no implican más que la compañía.
Con una sonrisa lo volví a ver a los ojos y le gritaba lo feliz que estaba de verlo. Me sonrío, nos sonreímos y me invitó a otro sofá para conversar cómodamente... Ahí pasaron cerca de 50 minutos en los que me enteré de su vida, su profesión y mucha más información que me permitía darme cuenta que el tipo era realmente de otro planeta... Atento, amable, dulce y sincero... Por un instante olvide que tan solo era una puta ridículamente enamorada de un cliente... Que tan absurdo... Después de un largo rato me tomó de la mano y me invitó a caminar por el hotel.
Tal cenicienta a punto de la media noche no paraba de ver el reloj, tenía 20 minutos para cambiarme y salir al punto de encuentro con los clientes de la tarde. Esto es una locura... Me puedo meter en un súper problema. El fijo está notando mi cara de angustia...
Llegaba el momento de decir adiós. Mi corazón temblaba entre la dualidad de si debía decírselo o no. Al final seguía caminando con él hacia la puerta del hotel donde no se para que me llevaba.
Caminábamos, dábamos paso y yo quería que no se acabara aquella aventura. No quería tener que ir a fingir sonrisas, a jugar de linda por unos cuantos dólares. Llegamos a la puerta y me abrazo... " La dejo para que cumpla con sus labores, solo pasaba a decir hola" Se despidió con un abrazo y pase a realizar mis labores el resto de la tarde con total sujeción en su recuerdo. Siempre me he preguntado si fue mi cara de angustia la que le dió la señal de que debía partir.
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