top of page

Por: Victor Manuel Pérez


Este lunes conversamos con el joven comunicador Josue Garay quien desde hace más de 2 años apoyaba en comunicación de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), por persecuciones y amenazas de detención en su contra decidió nuevamente salir al exilio como en 2018 lo había hecho.


Esta historia como la de Garay se ha visto rutinariamente con miles de nicaragüenses que han huido de la ola represiva del régimen de Daniel Ortega, que en los últimos meses se ha abalanzado contra activistas opositores, defensores de Derechos Humanos y periodistas, sumando ya más de 40 personas arrestadas en 3 meses.


Estos se suman a los más de 150 presas y presos políticos que suma la dictadura desde 2018 que aún permanecen en cárceles de todo el país.



¿Qué se siente volver a exiliarse por la persecución dos años después?


Es duro lo que estamos pasando ante el recrudecimiento de las violaciones a los derechos humanos y la persecución selectiva a liderazgos opositores en Nicaragua. Para mí salir forzosamente por segunda ocasión para resguardar mi seguridad no fue fácil. No lo tenía en planes.


"Fue una decisión tomada en cuanto me avisaron que tenía injustamente restricción migratoria y orden de captura. Es claro que en esta ocasión había mayor peligro para mí que en 2018, por mi posición dentro de la Unidad Nacional, la Coalición Nacional y como jefe de prensa de un precandidato presidencial secuestrado, como lo es Félix Maradiaga", sostuvo Garay.


¿Te habías imaginado que volvería a pasar (exiliarse)?


Soy nacionalista y eso me hace pensar que debo dar todo por mi país, hasta las últimas instancias. Pero muchos amigos y personas cercanas me aconsejaron salir. Lo hice por mi madre, porque al ser muy mayor no me perdonaría que por mi culpa le pasara algo malo. Pero si por mi fuera, yo ya estaba preparado para la cárcel. Creo que es inevitable ante la dictadura en Nicaragua.


¿Cómo fue el proceso de tomar la decisión de salir nuevamente al exilio?


A eso de las 10:30 de la mañana nos avisan que salga, porque ya habían girado orden de captura y restricción migratoria. Yo estaba en la casa de seguridad encerrado, y en ese momento, las llamadas del equipo de trabajo es que salga de inmediato. Yo estaba aún procesando todo. A las 2 de la tarde ya tenía una maletita lista.


En esa maleta me traje los sueños y anhelos de una mejor Nicaragua, porque eso no lo dejaré. La lucha no acaba cuando sale hacia otro país a resguardarse.


¿Cómo la experiencia de huir e ingresar a otro país?



Es física y mentalmente cansado. Vas con en pensamiento de cómo podés estar en esta situación si no has hecho nada malo, más que demandar libertad, justicia y democracia. Te sentís mal porque es como si vas huyendo por un delito, cuando en realidad uno es inocente. Al igual que las más de 140 personas presas políticas. Durante el viaje te ensuciás, te enlodás, te deshidratas.



 "Es cruel que una persona tenga que pasar por esto", resalto el joven activista.

Nicaragua se esta quedando sin activista ¿qué va hacer Josué Garay tras su salida del país?


Varias personas de la Unidad Nacional y la Coalición Nacional hemos salido de Nicaragua, pero eso no implica que ya terminó todo. Por ejemplo, desde Costa Rica que es como un centro de operaciones para reorganizarnos como oposición, se va a seguir trabajando, aunque sabemos que el maléfico plan de Ortega es atornillarse en el poder robándose las elecciones del próximo 7 de noviembre. Yo seguiré con la misma posición de lucha que me ha tocado. Sin embargo, ya sabemos que uno tiene que trabajar para sobrevivir en el exilio. Ya me tocará buscar algún trabajo.


Por: Victor Manuel Pérez


Un grupo de exiliados Nicaragüenses en Costa Rica se reunieron frente a las instalaciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y no desaprovecharon el momento para llamar "fraudulentas", las próximas elecciones de noviembre, "divisionista y aprovechada"a doña Kitty Monterrey presidenta de Partido Ciudadanos por la Libertad (CxL), despojado de su personería jurídica.


"La plataforma Juntos por Nicaragua, desenmascara y denuncia la actuación politiquera, electorera y aprovechada de los partidos oportunistas y sus lideres tales como la señora Kitty Monterrey y sus socios dentro y fuera de Nicaragua", leía en su comunicado Orlando Mejía de dicha agrupación.





Según la agrupación el CxL siempre se mostró en desacuerdo con la unidad de los grupos opositores, "la unidad encontró un tropiezo y fue el CxL liderado por Kitty Monterrey", sostuvo Mejía.

Como medio responsable hemos buscado alguna reacción de la señora Carmella María Rogers (Kitty Monterey) o de su equipo de prensa pero hasta la publicación de esta nota no hemos tenido respuesta alguna. 

La lectura del comunicado se llevó acabo en el plantón realizado por varias organizaciones de exiliados frente a la sede de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde simultáneamente se llevaba a cabo de manera virtual la audiencia pública por el incumplimiento del estado de Nicaragua a las medidas de protección de dos aspirantes a la presidencia y activistas políticos, en la audiencia el gran ausente fueron los representantes del Estado nicaragüense.





  • Foto del escritor: InterTextual
    InterTextual
  • 23 ago 2021
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 24 ago 2021


Por: Afro


Perla Ivania Wilson McCoy, nació en la Ciudad de los Campos Azules, hace treinta y nueve años. Es hija de un afrodescendiente y de una Rama.

Sus abuelas maternas y paternas pertenecen a la etnia Rama y sus abuelos materno y paterno, a la etnia Creole. Una mezcla de sangre indígena, con la de los aguerridos negros, procedentes del África ardiente. Ese es su mayor orgullo, esa mezcla afro-indígena.

Los rasgos físicos de Perla denotan la fuerza de ambos ascendentes, pero, su negritud sobresale, por su color y la crianza bajo la cultura negra.

Ella lo admite al afirmar “me identifico como una mujer creole, soy una mujer afro”. Pero, su otra sangre, no es menos. Sus ojos brillan de orgullo al decir “me gustan mis raíces, por mis venas corre sangre de la etnia Rama”.

Es egresada de las carreras Informática Administrativa y Sociología con Mención en Autonomía.


SE INVOLUCRÓ DE LLENO


Desde muy joven, Perla se involucró en la defensa de los derechos humanos, de mujeres y menores caribeños, también, ha contribuido con el trabajo organizativo y empoderamiento de cuatro organizaciones de mujeres.

“Soy una mujer afro, feminista, joven y activista, que lucha por los derechos de las mujeres, adolescentes, niñas y niños”.


Ella lo hace desde las organizaciones feministas “Voces Caribeñas y “Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas, y de la Diáspora”, de las que es miembro hace muchísimos años y, desde Bluefields, es el Enlace de ambas. También lo hizo desde La Corriente Joven Feminista y la Red de Mujeres Contra la Violencia.

Su incursión en la defensa de los derechos de mujeres y niñez, del Caribe de Nicaragua, fue inspirada por su madre Antonia McCoy, quien vio a su hija, madre soltera, apagada, aburrida, pensativa, alejada y poco comunicativa.


SU INGRESO A “VOCES CARIBEÑAS”


La madre le dijo que, haría las gestiones necesarias, para que ingresara a Voces Caribeñas, y, desde entonces, inició su proceso de formación feminista, con capacitaciones en temas de violencia hacia las mujeres e incidencia política. Dos años después, ingresó a La Corriente Joven Feminista, a la que considera su escuela, y luego a la Red de Mujeres Afro.

“Voces Caribeñas”, es una organización multiétnica, diversa, trabaja con mujeres de todas las etnias. Se ha capacitado a mujeres de El Bluff, Laguna de Perlas, Bluefields y Corn Island.

“En Bluefields, trabajamos los temas de violencia, tipos de violencia e incidencia política. Con los jóvenes, estamos trabajando nuevas masculinidades, derechos sexuales y reproductivos, empleabilidad y emprendedurismo”.


PERLA, POR LA LUCHA DE LA MUJER NEGRA LATINA



En la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas, y de la Diáspora, trabajan exclusivamente con mujeres negras de doscientos cuarenta países, por los derechos de las mujeres afro, contra el racismo, por la visibilización de las mujeres negras y otros.


Trabajó en la Secretaría de la Mujer del Gobierno Regional Autónomo en el Caribe Sur, donde, junto a varios periodistas y medios de comunicación, realizaron el Manual del Periodista, implementado años después con Voces Caribeñas, con algunos periodistas del Caribe Norte y Sur.

El objetivo de este manual, era para hacer un cambio en el lenguaje sexista al abordar la noticia, en los casos de violencia, violación o cualquier agresión contra mujeres y niñez. El mismo funcionó por un tiempo.


SIN REDES


La situación económica, política y social de Nicaragua, ha cambiado todo. Las relaciones y coordinaciones con instituciones públicas que trabajan el tema de mujeres, niñas y niños, ha tenido un giro, en detrimento de los derechos de esta población vulnerable.

Siempre hubo muy buena coordinación con la Secretaría de la Mujer del Gobierno Regional Autónomo, el Ministerio Público, la Comisaría de la Mujer y el Instituto de Medicina Legal, con las organizaciones civiles que trabajan por los derechos de estas personas.

La coordinación era desde interponer la denuncia, atención psicológica, no demora de dictámenes legales y psicológicos. Permitían el acceso de las activistas, para acompañar a la víctima en todo el proceso, en las audiencias preliminar, inicial y en el juicio y más allá.


DESDE HACE TRES AÑOS TODO ES MÁS DIFÍCIL


De tres años para acá, “todo se derrumbó”, dice Perla. No permiten que las víctimas, entren a esas instituciones acompañadas con ningún representante de las organizaciones de mujeres, dejando en desventaja a esas mujeres, niñas y niños, que buscan y necesitan el acceso a la justicia.

Esa red interinstitucional, hoy por hoy, es solo una ilusión. Desde las organizaciones “sabemos que esa ha sido la política desde el Estado, del gobierno, de no trabajar con las organizaciones de mujeres”, confirma Perla.


En el Centro de Atención Psicosocial (CAPS), adscrito al Ministerio de Salud (MINSA), atiende la psicóloga Kathy Willis, quien siempre ha mantenido su ética profesional y calidad humana, en la atención de personas violentadas, que buscan un alivio a la situación por la que atraviesan.


PERLA, MÁS ALLÁ DE LA ACTIVISTA



Perla, se reconoce como una mujer heterosexual con relaciones lésbicas. No le importan los comentarios de unos y otros. “Eso surgió y hasta el día de hoy, tengo una pareja mujer y me siento bien”.

Los comentarios, el morbo, van y vienen, pero, nada le importa. “La única opinión que me interesa es la de mi hijo y la de mi madre, que han sido indudablemente un apoyo para mí, me han aceptado, no me juzgan”, dice categórica y hasta con cierto brillo en sus ojos.

Las lágrimas, corren escurridizas por las mejillas de Perla, al recordar que su hijo sufrió mucho, cuando ella comenzó su relación lésbica, hace más de ocho años atrás. En el barrio donde vivían y en el colegio donde estudiaba su hijo Enrique, recibió golpes, burlas y comentarios fuertes, por la opción sexual de su mamá.


Vecinos y compañeritos de clases, le gritaban “tu mamá es cochona, tu mamá es lesbiana”. La burla, el hazme reír, los comentarios fuera de lugar y grotescos, de algunas maestras contra este niño, dan cuenta de la homofobia estructurada en instituciones públicas, pasando por el Ministerio de Educación (MINED), donde se interpuso una queja por esta situación y el silencio total, fue el mejor cómplice para esta institución estatal.

El tiempo, el crecimiento de su vástago y haberlo metido en las capacitaciones, talleres y otras actividades, han hecho de su hijo, un chavalo maduro que reflexiona y entiende la decisión de su progenitora. “Él, ya tiene dieciocho años, puedo salir con él y mi pareja y no pasa nada, me respeta y me dice que esa es mi decisión. Me gusta eso de él”.


QUEDÓ MARCADA


Perla, mujer de carne y hueso, susceptible, romántica y llorona, a como se define, sufre cada situación que atiende, aunque no conozca a la persona que busca justicia, un alivio o un consuelo. Se involucra como si fuese un familiar cercano.

Tres casos de violencia ocurridos en el Caribe Sur la han marcado de por vida: el caso de Susana Zamoran, originaria del Municipio El Tortuguero. Su compañero de vida, con quien procreó tres hijos, le propinó innumerables machetazos en distintas partes de su cuerpo, hasta cercenarle ambos brazos. Hoy, es sobreviviente de violencia y vive en Bluefields. Perla, la acompañó en todo el proceso y aún la apoya en algunas situaciones.

El caso de la niña Rosita, oriunda del Municipio Cruz del Río Grande, donde fue violada por un hombre de la tercera edad, y, quedó embarazada. Se hizo todo el proceso judicial y fue condenado, luego, indultado por presuntos problemas de salud. Regresó al municipio, a asesinar a Rosita.

“Ese caso, me da mucha conmoción. ¿Cómo es posible que las autoridades, sigan sacando por indulto a los asesinos de mujeres, a los femicidas?, se pregunta Perla, sollozando, al recordar estos hechos. “No hay acceso a la justicia, para las mujeres en Nicaragua”, se queja.


PARA “LAS MUJERES VÍCTIMAS DE FEMICIDIO NO HA JUSTICIA”


El caso de Alejandra, del Sector Punta Gorda Municipio de Bluefields, quien quedó en estado vegetal, por los incontables golpes y heridas que le propinó su compañero de vida y padre de su bebé de meses.


El niño lloraba mucho, eso molestó a su progenitor, quien empezó a golpearlo, Alejandra, reclamó al agresor quien continuó hasta causarle la muerte a golpes a su bebé. Luego, con un machete, causó graves y severas lesiones a Alejandra. La cortó en los brazos, la cabeza, la cara, las piernas, en todo su cuerpo tenía heridas propinadas con machete. La siguió agrediendo, hasta causarle daños severos e irreversibles y dejarla en estado vegetal.

“La justicia es nula en nuestro país. En el caso de las mujeres víctimas de femicidio no hay justicia para ellas, no hay justicia para su familia, no hay justicia para sus hijos. Estamos en un país, donde la seguridad y el acceso a Lajusticia para las mujeres, es nula”.


ENTRE LA DISCRIMINACIÓN Y EL RACISMO PERLA CONTINÚA SU ACTIVISMO


Recientemente, fue a un supermercado en Bluefields, acompañada de una amiga. Un trabajador del local, al verlas, comentó a otro “¿cómo harán esas dos, para tener intimidad?” Perla se molestó, porque, su amiga no es su pareja ni es lesbiana, pero, ambas, dejaron pasar el comentario.

Su trabajo, sin ánimo de lucro en los últimos dieciséis años, en esas organizaciones que luchan por la igualdad de género, ha reconocido su desempeño y las representó, en foros internacionales, en Uruguay, Brasil, Estados Unidos y Colombia.

En uno de esos viajes, estaba en el aeropuerto de un país, junto a una colombiana y una salvadoreña, las tres negras. Ya habían cumplido con los rigores de chequeo para salir de ese país y andaban caminando por los pasillos, vestidas con turbante, pelo amarrado y vestido afro, atuendos propios de su cultura.

Las obligaron a quitarse el turbante y les registraron el pelo, bajo sospecha de llevar algún tipo de droga. “En ese momento, yo sentí que me violentaron mis derechos como mujer y como persona afro, porque, la etiqueta es que, toda persona afro, hombre o mujer, que lleve turbante o pelo lask, es drogadicto o esconde algo”.

Estas, son tan solo dos pésimas experiencias vividas, durante los treinta y nueve años de existencia de Perla Ivania Wilson Mccoy. Ella, valora más y mejor, el cúmulo de ricas e irrepetibles historias que la hicieron crecer como mujer, negra, madre, activista y ciudadana de bien.



En una línea déjanos saber qué piensas 

Gracias por su comentario

© 2020 

bottom of page