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  • Foto del escritor: InterTextual
    InterTextual
  • 19 jul 2021
  • 2 Min. de lectura

Por: Fran Agüero


03 de Mayo de 2000

¡Regreso! No lo puedo creer... ¡Regreso! el tiempo se detuvo por instantes, lo vi aparecerse en medio de la nada. ¡Qué mierda! No podía aparecer en peor día. Hoy por la tarde estábamos contratadas para acompañar a unos señores importantes a varias comidas.

Esos son los contratos que me sacarán de acá y sin duda no debo rechazarlos... A veces me siento tan esclava de mi misma, tan atada a esta realidad... Desearía salir corriendo a sus brazos, abrazarlo. Pero bueno, me comporte muy digna. Respire, aguante las ganas y me prepare para que seleccionara a otra chica.. Al final esto probablemente solo fue algo que sucedió en mi cabeza, fui yo la que me compre un castillo y me mude a él sin notificarle a mi príncipe que estaba invitado a vivir en mi fantasía.


Cada vez se acercaba más a mí. Mi mente seguía revoloteando cuando me percate que no recordaba su nombre.... ¿O es que no me lo había dicho? ¡Vamos Ale recuerda, recuerda! en minutos repase nuestro encuentro pasado y no hallaba el dato. !Claro¡ Creo que no me había dicho su nombre. Ya estaba a 2 metros de distancia de mi, pero yo seguía fingiendo que no había notado su presencia. La cuenta regresiva había llegado a CERO. Se me puso al frente y me importunó con un "¿La princesa está ocupada?" AHHHHHHH en segundos morí y volví a nacer... ¿Qué hacer? Los negocios con el extranjero son muy rentables porque además en la mayoría de los casos no implican más que la compañía.

Con una sonrisa lo volví a ver a los ojos y le gritaba lo feliz que estaba de verlo. Me sonrío, nos sonreímos y me invitó a otro sofá para conversar cómodamente... Ahí pasaron cerca de 50 minutos en los que me enteré de su vida, su profesión y mucha más información que me permitía darme cuenta que el tipo era realmente de otro planeta... Atento, amable, dulce y sincero... Por un instante olvide que tan solo era una puta ridículamente enamorada de un cliente... Que tan absurdo... Después de un largo rato me tomó de la mano y me invitó a caminar por el hotel.


Tal cenicienta a punto de la media noche no paraba de ver el reloj, tenía 20 minutos para cambiarme y salir al punto de encuentro con los clientes de la tarde. Esto es una locura... Me puedo meter en un súper problema. El fijo está notando mi cara de angustia...

Llegaba el momento de decir adiós. Mi corazón temblaba entre la dualidad de si debía decírselo o no. Al final seguía caminando con él hacia la puerta del hotel donde no se para que me llevaba.


Caminábamos, dábamos paso y yo quería que no se acabara aquella aventura. No quería tener que ir a fingir sonrisas, a jugar de linda por unos cuantos dólares. Llegamos a la puerta y me abrazo... " La dejo para que cumpla con sus labores, solo pasaba a decir hola" Se despidió con un abrazo y pase a realizar mis labores el resto de la tarde con total sujeción en su recuerdo. Siempre me he preguntado si fue mi cara de angustia la que le dió la señal de que debía partir.


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  • 12 jul 2021
  • 2 Min. de lectura

Por: Fran Agüero


27 de abril de 2000


Ayer lo vi... Ayer lo conocí.... ¿Será que existe el amor? Será que las putas tenemos derecho a enamorarnos. Hoy escribo este diario llena de ilusión, de alegría y de emoción. ¡Qué error! nunca debes poner tu corazón donde pones tu cuerpo, es lo primero que te dicen al ingresar a este negocio. Y ahí estaba él. Desde que ingresó al hotel me percate de su hermosa sonrisa, de sus destellantes ojos color miel, su cabello perfectamente peinado y sus lentes de pasta. Ah sus lentes de pasta detrás de los que se esconde. Enigmático, serio, amargado pero en fin todo lo que siempre soñé.

Comenzó a recorrer el hotel y no me iba a ver. De pronto se me acercó y con un tierno "hola" mi cuerpo comenzó a temblar y a sentir la experiencia de algo que no se como describir. Conversamos un rato, reímos, nos besamos.... nos besamos... y nos volvimos a besar... ahhh que asco como puedo estar poniendo el corazón en esto, es otro más que se irá al terminar la magia de la excitación. Ale despertá el amor no existe, me repetía a mi misma constantemente.


Me invitó a la habitación... Accedí pero le aclaré que me sentía en peligro. Que me sentía vulnerable a sus besos y caricias. Llegamos al cuarto y realmente hicimos el amor. Me tomó entre sus frágiles manos y al terminar me dijo: "Todo es tan natural". Se levantó, se vistió y después de una discusión aceptó irse sin pagar.


Es que no podía aceptar su dinero. Es que no podía transaccionar con aquel hombre tan maravilloso que le entregaría mi alma si me lo pidiera. Y ahí me quedé. Sola en la cama... Por primera vez en muchos tiempo una lágrima volvió a salir de mis ojos y esta lágrima en específico tenía nombre y se llamaba soledad.

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  • 5 jul 2021
  • 2 Min. de lectura

Por: Fran Agüero


23 Marzo 1999.


Hoy cumplo un año de haberme venido a San José.... Un año de haber transformado mi vida... Un año de sentirme sucia día tras día. De tratar de lavarme el cuerpo de las manos que lo acarician, pero no hay jabón que me quite este olor, que me quite esta suciedad que siento está por debajo de mi piel. Este asco que siento y esta fragilidad que tengo que disfrazar con sonrisas y mucho maquillaje.


Hoy es un día especial porque también cumple años mi abuela. La mujer valiente, el roble de la familia. La que de niña me enseño a pintarme y a juguetear con los tacones. La que si hoy viera en lo que me convertí no se sentiría para nada orgullosa. Sin embargo aún por las noches repito las oraciones que me enseñó, me persigno y en silencio imagino su bendición antes de salir a sonreír y coquetearle a los clientes que vienen por un poco de desahogo.


Estoy algo cansada. Los días han estado malos y estoy un poco harta de esta situación. ¡Fuerza Ale! Algún día saldrás de este lugar.

Nota 2015: Yo llego a SJ con una amiga después de convencerme de venir a trabajar a una sala de masajes. ¿Por qué? La situación en mi natal pueblo a 60km de San José me obliga a salir a buscar el sustento para mi familia. ¡Descarada! me decían algunas. Pero cuando no tenés más que la escuela porque te sacaron para hacer oficio y tu familia tiene las tierras endeudadas, no hay más que salir a vender lo único que es mío y sobre lo que nadie puede decidir ¡Mi cuerpo!. Resaltó que este día inicié mi diario y esta es la primera página y acá aún no había llegado a trabajar a una pensión. Trabajaba en un hotel capitalino y alquilaba un dormitorio en San Pedro por la universidad ¡Besos Alita!.


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