EFE/ La Unión de Presas y Presos Políticos Nicaragüenses (UPPN) denunció este domingo que tres de sus integrantes fueron secuestrados anoche, uno de los cuales continúa desaparecido, mientras que los otros fueron liberados tras recibir agresiones que incluyeron un disparo y actos de tortura, en medio de la crisis sociopolítica que vive Nicaragua.
“Fueron dos ataques similares, uno en Estelí (norte) y uno en Managua, los agarraron, los secuestraron, los montaron en un carro, los golpearon, a Steven Blandón le dispararon, lo tuvieron que coser, a Bryan Palma Aráuz lo arrastraron sobre el pavimento, de Alex Castillos no sabemos su paradero”, dijo a Efe Yaritza Rostrán, integrante de la UPPN.
Los jóvenes opositores, considerados “presos políticos” por su condición de excarcelados bajo condiciones, volvían de sendas visitas a sus familiares, cuando fueron interceptados por “paramilitares” asociados con el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), según la denuncia.
“Nosotros consideramos que son paramilitares, porque andaban de civil, armados, y usaron el mismo modus operandi: el asedio, el secuestro, los golpes, no dijeron nada, no fue intento de robo, no buscaban nada”, explicó Rostrán, quien sufrió un ataque similar en 2018, luego apareció en manos de la Policía Nacional y estuvo en prisión hasta mediados de 2019.
La UPPN ha advertido de múltiples agresiones contra opositores excarcelados por parte de la Policía de Nicaragua y de paramilitares en los últimos días, conforme se acerca septiembre, el “mes de la patria”, en el que los nicaragüenses acostumbran exhibir sus símbolos patrios, una expresión que ha llevado a la cárcel a decenas de personas, y en algunos casos se ha traducido en condena de varios años de encierro.
Nicaragua vive un conflicto interno desde abril de 2018, cuando nicaragüenses de todos los municipios del país salieron a las calles a protestar contra el dictador Daniel Ortega por la muerte de decenas de opositores, y en respuesta, recibieron ataques armados que dejaron cientos de muertos, presos o desaparecidos, miles de heridos y decenas de miles en el exilio.
La crisis sociopolítica de Nicaragua ha dejado al menos 328 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque organismos locales elevan la cifra a 684 y el Gobierno, que reconoce 200, alega defenderse de un “golpe de Estado fallido”.
Nicaragua no vivía una crisis similar desde los años 1980 a 1990, cuando Ortega gobernó por primera vez.
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