AFP/INFOBAE/ Bajo un sol fuerte de mediodía, era difícil encontrar un espacio vacío en la arena. Delante de Suellen, miles de personas disfrutaban de un día de playa, convivían cientos de sombrillas, grupos de jóvenes jugando con pelotas y familias tomando sol, pese a la orden de la alcaldía que prohíbe permanecer en la arena
Todos ellos en un espacio comprimido y sin máscaras faciales: escenas de un fin de semana que desafiaba la existencia de una pandemia.
En Río de Janeiro, la normativa indica que la gente puede bañarse, pero no permanecer en la arena, para evitar aglomeraciones.
Con una curva epidemiológica que ha comenzado a retroceder, miles de brasileños exhaustos con las medidas de cuarentena por el nuevo coronavirus relajan cada vez más los cuidados y desbordan las playas como si la crisis hubiese acabado en un país donde su presidente Jair Bolsonaro ha minimizado la pandemia.
En Río, el desafío a las normas y a las recomendaciones de mantenerse aislado llegó incluso hasta de Souza, una asistente de enfermería que trabajó en un hospital de campaña para atender a enfermos de coronavirus. “Se está consiguiendo controlar un poco más el coronavirus, eso me dio seguridad para salir”
En Sao Paulo, el estado más golpeado con más de 845.000 contagios confirmados y 31.000 muertes por el virus, el escenario fue similar. Miles de aprovecharon el fin de semana largo para viajar al litoral del estado. También se registraron extensas filas de autos saliendo de la ciudad rumbo a las playas del norte del estado, donde los alcaldes pidieron un refuerzo de la policía militar para controlar que los bañistas cumplan las restricciones.
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